PHOENIX - Elegir cómo, cuándo y dónde ganar es un privilegio en una Serie Mundial. Los Rangers de Texas eligieron la parte alta de la séptima y novena entrada como el momento preciso para dar ese paso. Tuvieron la habilidad milimétrica para ponerse el traje de equipo grande que los llevó a ganar el campeonato en el Chase Field, en Arizona.
Los síntomas se habían repetido durante los últimos partidos. Los D-backs mantenían su ritmo ofensivo, dos hits y un robo de bases antes de la quinta entrada era el preámbulo de un partido cerrado. Por parte de los Rangers, Nathan Eovaldi mantenía el control, pero sin desquiciarse en los lanzamientos.
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En ritmo, veloz y preciso Zac Gallen lanzó durante seis entradas en las que permitió tres hits, una carrera y solo una base por bolas. Fue reemplazado por Kevin Ginkel en la parte alta del séptimo episodio.
El cero se rompió en la séptima entrada cuando Corey Seager conectó roletazo para el jardín izquierdo y Mitch Garver añadió un sencillo al jardín central para que Seager anotara y Evan Carter llegara a tercera base. Era el momento se asumir protagonismo.
Josh Sborz y Aroldis Chapman llegaron al montículo para reforzar la labor de Nathan Eovaldi.
En la octava entrada, los turnos al bate de Lourdes Gurriel Jr. y Tommy Pham fracasaron ante Josh Sborz. Alex Thomas pegó sencillo por el centro para llegar a primera base. Un intentó que no logró su objetivo.
El juego se definió en la novena entrada. Una lluvia de batazos silenció al Chase Field y a los lanzamientos del cerrador Paul Sewald. Heim bateó sencillo al jardín central, Jung anotó y Lowe anotó, Heim llegó a tercera base.
La quinta carrera fue cortesía de Semien que bateó un jonrón entre el jardín izquierdo y central, Heim también anotó.
Cuando dejas de jugar para ganar y juegas para no perder, llegan los problemas. En el béisbol no te puedes dar esos lujos.