Brillante y atractiva como el material que lleva en su interior: oro de 18 quilates cubierto por capas de hielo transparente se produce en un peculiar negocio de Miami.
“Son láminas comestibles que se usan mucho en la pastelería y en un proceso de prensado, nosotros logramos hacer láminas que se quedan dentro de dos capas de oro, y luego recortas esa lámina en la franja de hielo que necesitas para poder hacer la bola”, explica Carlos Manuel Leal, propietario de Mixology Ice.
El resultado es una verdadera innovación en el mundo de la coctelería. A tal punto que el hielo, un ingrediente muchas veces desapercibido, se convierte en el gran protagonista.
“Es una pieza muy limpia, resalta muchísimo y se demora de 30 a 45 minutos en diluirse completamente. Te enfría el coctel, pero no te lo destruye, no te lo agua”, asegura Leal.
Fue en el año 2014 cuando dos jóvenes de origen cubano encontraron dentro de frías neveras una oportunidad de negocio y creación. Desde un inicio, apostaron por la cratividad, convencidos de que el hielo podía llegar a ser mucho más que agua congelada. Así surgió la idea de experimentar con oro y hasta con flores.
“Los hacemos con fresas, con cáscaras de frutas. Con todo, siempre que sea comestible porque tenemos una premisa: todo lo que se le ponga al hielo debe estar aprobado, debe ser beneficioso para la salud”.
Un rigor que comienza por el agua que se utiliza para fabricar el hielo. Primero se filtra y luego se coloca en máquinas, donde el líquido se convierte en grandes bloques transparentes. “El hielo no es transparente por la calidad del agua. Eso es un mito. Es porque el agua se mueve constantemente durante un movimiento de enfriado que es unidireccional: de abajo hacia arriba”.
De forma artesanal y con la ayuda de estos equipos, los bloques de hielo se cortan en forma de cubos o esferas, con un valor que no se limita a lo atractivo. “Lo que significa que sea transparente es que no tiene gases, no tiene huecos. Es cien por ciento masa de agua y esa es su diferencia fundamental”.
Mientras sus creadores piensan en nuevas combinaciones y diseños, la producción no se detiene y se fabrican más de 25 toneladas de hielo cada mes, que desde el calor de Miami llegan intactas a varias ciudades del país, donde la popularidad de estas obras de arte congeladas va en constante aumento.
Además de hermoso, no se derrite. El producto está a la venta en varios sitios de Miami y también en muchos bares de la ciudad, sin embargo, la meta de sus creadores es hacer de este hielo algo mucho más asequible.