NACIONES UNIDAS - El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, intentó este miércoles ganarse a su homólogo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, con una iniciativa a favor de los derechos laborales ante las diferencias de ambos países sobre la guerra de Ucrania.
Biden se reunió con Lula en paralelo a la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, y luego encabezaron juntos el lanzamiento de una asociación entre ambos países para promocionar el trabajo digno en todo el mundo y que presentarán en el G20.
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"Las dos democracias más grandes del continente estamos defendiendo los derechos humanos en todo el mundo, y eso incluye los derechos de los trabajadores", dijo el líder estadounidense al inicio del encuentro entre ambos, que ya se vieron en febrero en la Casa Blanca.
Biden reivindicó que su administración está impulsando una política económica que facilita que "la clase trabajadora tenga la oportunidad de ascender", además de garantizar que los ricos paguen impuestos.
"Cuando se erradica la pobreza, todos se benefician. Toda la economía se beneficia", dijo Biden, quien también defendió la labor de los sindicatos en un claro guiño a Lula, exsindicalista.
El brasileño celebró que ambos están "construyendo una nueva era para la relación entre Estados Unidos y Brasil" y aplaudió la propuesta de Biden de llevar juntos al G20 una iniciativa para "ofrecer perspectivas de un trabajo digno".
"Nunca antes había visto a un presidente de Estados Unidos hablar tanto y tan bien de los trabajadores como usted habla", expresó.
El brasileño dijo que eso es especialmente importante para él porque recordó que viene del mundo sindical y ha detectado que "el trabajo se ha precarizado, los salarios son muy bajos y los trabajadores trabajan por menos (dinero)".
Biden y Lula demostraron sintonía a pesar de las discrepancias sobre la guerra de Ucrania, en la que Lula ha sido crítico con la postura de Estados Unidos de apoyo inquebrantable a Kiev.
En su intervención ante la Asamblea General el martes, el líder brasileño afirmó que la guerra en Ucrania es una prueba de la "incapacidad" de ese organismo y de la comunidad internacional, que apuesta más en las armas que en la paz.
Criticó además que las naciones más ricas "invierten mucho en armas y poco en desarrollo" y condenó las "sanciones unilaterales", que "solo traen graves perjuicios a los países afectados".
La portavoz del Departamento de Estado, Kristina Rosales, dijo en declaraciones a EFE que el Gobierno de Biden no le dicta a ningún país cómo deben ser sus relaciones exteriores.
Al mismo tiempo, recordó que países que se han erigido como mediadores neutrales, como es el caso de Brasil, también se han visto afectados por la crisis alimentaria derivada de la guerra de Ucrania, por lo que Washington está buscando su "apoyo".