MATAMOROS, México - Algunos solicitantes de asilo en Estados Unidos que fueron devueltos a México, cuyos procesos estaban ya cerrados pero que vivían en el campamento irregular de Matamoros —a orillas del Río Bravo— fueron informados de que sus casos podrían reabrirse para reiniciar su proceso ya en territorio estadounidense.
La posibilidad de aceptar a migrantes que habían sido rechazados llegó justo cuando las autoridades mexicanas ultimaban el cierre de este campamento, que quedó clausurado el sábado por la noche después de trasladar a un albergue de la ciudad a las aproximadamente 50 personas que permanecían junto al río.
Recibe las noticias locales y los pronósticos del tiempo directo a tu email. Inscríbete para recibir newsletters de Telemundo Colorado aquí.
El desmantelamiento del campamento de la fronteriza ciudad mexicana de Matamoros simboliza el fin de la brutal política migratoria del expresidente Donald Trump, mientras decenas de personas llegan de nuevo a la localidad buscando cumplir el sueño americano.
Con el paso del último grupo de solicitantes de asilo a Estados Unidos, este viernes las autoridades del Instituto Nacional de Migración y del municipio de Matamoros, aceleraron la limpieza del sitio que por casi dos años fue habitado por centroamericanos, mexicanos y personas de otras nacionalidades.
Lo que en el 2019 "floreció" como un campamento, a orillas del río Bravo, bajo condiciones inadecuadas, quedó reducido a pilas de casas de campaña y toneladas de desechos que se calcula sean removidos en una semana.
"Fue una realidad muy triste, muy trágica, que nunca debió haber existido, pero existió. Ahora se corrigió, esperemos que jamás vuelva a pasar lo que hemos visto aquí", declaró la coordinadora de Caridades Católicas en el Valle de Texas, Norma Pimentel.
El asentamiento irregular, que colindaba con la ciudad de Brownsville, Texas, fue escenario de imágenes fatídicas como la muerte de Óscar y Valeria, padre e hija migrantes, que fallecieron ahogados cuando intentaban llegar a Estados Unidos.
Inmigración
El pasado 12 de febrero, el Gobierno de Joe Biden anunció la reapertura a partir del 19 de febrero de los casos de los solicitantes de asilo devueltos a México por un programa del expresidente Donald Trump.
Este programa, conocido como el Protocolo de Protección de Migrantes (MPP, en inglés) o "Remain in Mexico" (Permanecer en México), obligaba a estas personas a permanecer en México a la espera de sus citas en cortes de inmigración estadounidenses.
En el campamento se llegaron a contabilizar más de 2,000 habitantes, pero con el paso del tiempo y el endurecimiento del Protocolo de Protección a Migrantes (MPP en inglés), muchas las familias abandonaron el lugar, mientras que otras, cansadas de las precarias condiciones, alquilaron casas en Matamoros y el número se redujo a 700 migrantes.
El gobierno de Biden aseguró que acabar con el campamento de Matamoros, el símbolo más visible de las medidas de Trump, era una prioridad, pero el problema fue que, después de procesar a unas 700 personas, quedaron en torno a medio centenar que no cumplía los requisitos y que se resistía a abandonar la zona.
Tras 8 días del comienzo del cruce de familias a Estados Unidos, proceso en el que se dio prioridad a los del campamento, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) reportó al viernes un total de 731 aspirantes a asilo que ya están reunidos con sus familias en territorio estadounidense.
"El campamento se cierra completamente. Todo migrante que está en México, que está en MPP, va a continuar con el proceso de Acnur", dijo Pimentel.
En la zona quedaron algunas personas que no han logrado ser llamadas por el Gobierno estadounidense, pero que tendrán que trasladarse a la Casa del Migrante para seguir con el trámite porque el área ha sido clausurada por las autoridades mexicanas.
La reapertura de la frontera México-Estados Unidos a los solicitantes de asilo ha propiciado la llegada de grupos a la zona del Puente Nuevo para esperar una oportunidad, mientras niños y adultos ya duermen a la intemperie en colchonetas.
"Es preocupante, porque muchos grupos están llegando de todas partes a apostarse en las inmediaciones con el propósito de cruzar a Estados Unidos. No es posible", expresó el representante de la Casa del Migrante, Juan Antonio Sierra Vargas.
El Grupo Beta -agentes que orientan y asisten a migrantes- sostuvo una reunión con los migrantes que permanecen en el exterior de un edificio oficial sin uso, ubicado cerca de la aduana del cruce fronterizo, pero las familias no se retiraron del lugar.
Medio centenar de ciudadanos de Honduras, El Salvador y Nicaragua viven hacinados en un espacio y enfrentan la dificultad que hace dos años vivieron los adscritos al MPP cuando fueron retornados de Estados Unidos.
"No hay albergues y nos hemos quedado aquí. No tenemos comida", expuso César Moncada, de origen hondureño.
Algunos activistas ya han comenzado a actuar, como el Resource Center Matamoros, para habilitar un refugio y atender la demanda que ha estallado en las últimas semanas.
"El campamento lo están desmantelando, no lo van a abrir y no tenemos posibilidad de entrar ahí", dijo el migrante que llegó acompañado de su esposa y dos hijos.
En dos semanas, han sido aceptados en Estados Unidos más de 1,200 personas por los tres cruces habilitados, Tijuana, Ciudad Juárez y Matamoros, 731 de ellas por este último punto, según la OIM.