ATLANTA — Incluso si se va de la Casa Blanca, los esfuerzos de Donald Trump por cuestionar la legitimidad de las elecciones y tratar de ignorar la voluntad del electorado pueden seguir haciéndose sentir por mucho tiempo.
La táctica de Trump ya ha inspirado a otros candidatos y está siendo usada por numerosos republicanos. Tiene creyentes entre aspirantes al Congreso, legisladores estatales, jefes partidarios, organizaciones legales conservadoras y funcionarios electorales. El apoyo que recibe la postura de Trump puede generar problemas en el futuro.
“Lo que hace el presidente es veneno para la democracia”, declaró la exgobernadora demócrata de Michigan Jennifer Granholm. “Está sentando un precedente, dando a entender que está bien violar esas normas que hacen que el nuestro sea un gran país”.
Otra exgobernadora estatal, Christine Todd, de Nueva Jersey, se le unió al expresar preocupación por los esfuerzos para cuestionar la integridad de las elecciones.
“Nosotros no somos esto y no queremos que la gente se crea que esta es la norma”, expresó Whitman.
Los aliados de Trump promueven teorías conspirativas acerca de supuestas manipulaciones de las máquinas por parte de líderes extranjeros muertos y de decenas de miles de votos por correo fraudulentos que no fueron detectados por las autoridades electorales.
Radicaron demandas sin presentar evidencias, trataron de presionar a legisladores estatales para que designen sus propios electores presidenciales e intentaron también influenciar a elementos del partido que integran las juntas electorales que certifican los resultados de las votaciones.
Todo esto a pesar de que el propio organismo nacional a cargo de la ciberseguridad declaró que habían sido “las elecciones más seguras en la historia de Estados Unidos” y de que el secretario de justicia William Barr dijo que el Departamento de Justicia no había detectado evidencia alguna que hiciese cambiar el resultado.
Trump, no obstante, encontró legisladores y dirigentes dispuestos a apoyar sus reclamos y a emplear sus tácticas. El viernes, 64 legisladores republicanos de Pensilvania firmaron una declaración exhortando al Congreso a que no acepte los electores de Joe Biden de su estado. Mencionaron una serie de supuestas irregularidades.
“Mucha gente está dispuesta a seguirle la corriente o al menos a dar la impresión de que lo hace en lugar de condenar toda esta operación”, manifestó Wendy Weiser, del Brennan Center for Justice de la facultad de derecho de la Universidad de Nueva York. “No fue descartado de plano, como debió haber sido”.
Legisladores de los estados decisivos ofrecen foros para que la gente de Trump publicite sus sospechas.
El abogado de Trump, Rudy Giuliani, por ejemplo, se presentó en una audiencia legislativa de cuatro horas en Michigan en la que trató de cambiar el resultado de la votación en ese estado.
“En esta audiencia, mi colega habla en círculos acerca de que ‘hay que llegar al fondo de esto’. Pero ya estamos en el fondo y no hay nada allí”, declaró el representante estatal demócrata Darrin Camilleri. “En el fondo, lo único que hay es un espacio oscuro y vacío”.
Expertos en temas legales dicen que el tiempo dirá si las actitudes de Trump y sus aliados cambian la forma en que los candidatos reaccionan a una derrota.
“La próxima vez será peor”, pronosticó el experto en asuntos legales Edward B. Foley en un artículo de opinión la semana pasada en el que elogió a los pocos republicanos que están dispuestos a enfrentar a Trump.
Hay quienes piensan que el comportamiento de Trump es algo inocuo, impulsivo, y que no tendrá impacto alguno en las futuras elecciones.
“Todo el mundo sabe que lo hace porque perdió”, afirmó el vicegobernador demócrata de Pensilvania John Fetterman. “No hay nadie, empezando por el presidente, que piense que hubo un fraude. Eso es lo que hace que todo esto resulte tan hipócrita”.
Unos pocos candidatos le siguieron la corriente a Trump y se negaron a admitir sus derrotas, apelando a medidas extraordinarias para cuestionar los resultados.
“Antes de las elecciones se habló mucho de que el proceso podría no tener credibilidad. Es el tipo de cosas que vemos en los sitios donde la democracia es débil”, expresó David Carroll, director del programa sobre la democracia del Centro Carter, fundado por la esposa del expresidente Jimmy Carter, Rosalynn.
“Será importante para nosotros, como nación y como sociedad, que nos sentemos y digamos que no queremos que esto vuelva a suceder. Si no lo hacemos, es posible que vuelva a darse”.
La estrategia de Trump, incluso si a la postre no funciona, probablemente será un fuerte grito de combate para sus partidarios y ya ha generado al menos 170 millones de dólares en donaciones desde el día de las elecciones. Trump ha insinuado que volverá a postularse en el 2024 y necesitará mantener motivada a su gente.
“No creo que esto vaya a desaparecer”, dijo el secretario de estado demócrata de California Alex Padilla. “Porque no creo que él se vaya a ninguna parte”.