CIUDAD DE MÉXICO — Los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, exlíder del Cártel de Sinaloa y quien cumple cadena perpetua en Estados Unidos, negaron en una carta las más recientes acusaciones de los fiscales estadounidenses que los imputaron en abril por liderar el tráfico de fentanilo desde México.
“Los hijos de Joaquín Guzmán Loera, a quienes ahora en un afán publicitario nos denominan Los Chapitos, jamás hemos producido, maquilado o comercializado fentanilo ni ninguno de sus derivados”, dice la misiva. “Somos víctimas de una persecución y nos convirtieron en chivos expiatorios”.
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Milenio Televisión fue el primer medio que informó de la carta el miércoles por la noche. The Associated Press tuvo acceso a la misma a través de José Refugio Rodríguez, abogado de la familia de “El Chapo” quien explicó que, aunque el escrito no está firmado, pudo comprobar que venía de los hijos de Guzmán Loera.
El gobierno no confirmó explícitamente su autenticidad pero el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que el gabinete de seguridad había analizado el escrito el jueves por la mañana.
Mientras el juicio a “El Chapo” giró en torno a cargamentos de cocaína, el caso contra sus hijos puso al descubierto el funcionamiento interno de un cártel que experimenta un relevo generacional en el mando a medida que trabaja para “fabricar el fentanilo más potente del mundo y venderlo en Estados Unidos al menor precio”, de acuerdo con la acusación desclasificada el 14 de abril y que está en una corte de Nueva York.
Además de ser la droga más lucrativa del momento, el fentanilo es el causante de decenas de miles de muertes en Estados Unidos.
Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar fueron los principales acusados en ese caso donde se formalizaron cargos para un total de 23 socios del Cártel de Sinaloa.
Ovidio Guzmán López, alias “el Ratón”, que supuestamente impulsó al cártel hacia el fentanilo, está acusado en otro acta en el mismo distrito por el mismo delito. Este último fue detenido en enero en México y está en espera de su extradición a Estados Unidos.
De acuerdo con la imputación contra los Guzmán Salazar, el cártel realiza pruebas de su fentanilo no solo en laboratorios sino en enemigos secuestrados o adictos a los que inyecta la droga hasta que sufren una sobredosis.
El documento detalla la afición de “Los Chapitos” a alimentar a sus tigres mascotas con adversarios y describe cómo torturaron a dos agentes federales mexicanos, desgarrando los músculos de uno de ellos con un sacacorchos y rellenando los agujeros con chiles para después balearlo.
En el escrito atribuido a los hijos de Guzmán, estos negaron ser la cabeza del Cártel de Sinaloa e incluso la existencia misma de tal organización ya que dicen que sólo hay grupos que operan en el estado de forma “totalmente independiente” y que “no nos rinden cuentas a nosotros, ni se las solicitamos”.
También rechazaron cualquier vínculo con el tráfico de fentanilo, tener tigres, haber matado a policías federales o mantenido una guerra contra Los Zetas.
Los opioides sintéticos -principalmente el fentanilo- matan actualmente a más estadounidenses al año de los que murieron en las guerras de Vietnam, Irak y Afganistán juntas, por lo que algunos políticos han argumentado que los cárteles deberían ser catalogados como organizaciones terroristas. También han surgido exhortaciones, antes impensables, de que Estados Unidos intervenga militarmente en México.
Aunque las Fuerzas Armadas mexicanas han informado del desmantelamiento de laboratorios de esta droga en el Pacífico mexicano, López Obrador ha intentado desvincular al país de su producción.