México cumple un año del primer fallecido por COVID-19 cuando llega a casi 200,000 muertos, dejando tras de sí a miles de familias rotas y una criticada gestión de la pandemia, que va, aparentemente, remitiendo muy poco a poco.
Fue el 18 de marzo de 2020 cuando la secretaría de Salud anunció la primera muerte de un paciente enfermo del coronavirus en México.
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El hombre, de 41 años y que padecía obesidad y diabetes, falleció en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) de la capital por de un choque séptico después de haber contraído neumonía derivada de la COVID-19.
Había acudido a un concierto multitudinario días antes y esto desató muchas alarmas.
INCREDULIDAD Y OPTIMISMO
La pandemia -cuyo primer caso en el país se dio a conocer a finales de febrero de 2020- suma hoy en México casi 2.2 millones de contagiados y 195,908 muertos, siendo la tercera nación del mundo por número de decesos después de Estados Unidos y Brasil.
Pero el lento incremento de casos en los primeros meses -el 1 de abril eran apenas 1,378 contagios y 37 muertos- llevó a unos optimistas pronósticos al comienzo.
En una entrevista el 23 de abril del año pasado, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, encargado de la gestión de la pandemia en México, estimó entre 6,000 y 8,000 los muertos.
Posteriormente, habló de un "escenario catastrófico" de hasta 60,000 decesos por COVID.
Pero esta cifra se rebasó a finales de agosto del pasado año y alimentó las críticas a la gestión de la pandemia que existían desde el comienzo, cuando no se impuso una cuarentena estricta ni tampoco se obligó -o incentivó- el uso de mascarillas.
El presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, ha sido duramente criticado por su relativización de la pandemia pese a su propio contagio de COVID-19 y al de buena parte de su gabinete.
En este contexto, la pandemia se convirtió en los primeros meses de 2020 en la segunda causa de muerte en México.
Y según un informe divulgado el 27 de enero de 2021 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) basado en registros administrativos de defunciones y actas de defunción, México tuvo 108,658 muertes de COVID-19 en los primeros 8 meses de 2020, una cifra un 55.56% superior a los 69,849 casos reportados por las autoridades sanitarias.
Es decir, que si se suman los datos oficiales del Ministerio de Salud con los del instituto de estadística, el país se acercaría ya a los 240,000 fallecidos.
MILES DE VIDAS TRUNCADAS
Carmen López, profesora de primaria, recibió en clase el 15 de marzo de 2020 a uno de sus alumnos que tenía de visita a familiares de Estados Unidos y cuyo abuelo había fallecido por neumonía.
El 27 de marzo, Jorge, su esposo, le dijo a Carmen que no podía "respirar"
"Estaba negro", rememoró la mujer. Lo transportaron rápidamente al hospital pero falleció. "Yo no imaginé jamás que tuviese ese bicho", lamentó en referencia al coronavirus.
Después de su marido, fueron al hospital ella y su hijo Manuel, pero solamente Carmen sobrevivió después de 40 días intubada.
"Cuando llego yo aquí (a su casa) siento esa ausencia y veo a mis tres hijos. No sabia si quebrarme por la ausencia de Manolo y mi esposo o por lo que sufrieron ellos. Ellos fueron a recoger los cuerpos, los llevaron a incinerar solos y rezaron los rosarios. Y yo en coma", continuó la mujer, que padece diabetes e hipertensión.
Carmen es una de más de 2 millones de personas que pasaron el virus en México. De manera inesperada, les cambió la vida para siempre.
Y también trastornó la vida de los allegados de Leobardo Ledezma, quien residía en el norteño estado de Sonora y que, a pesar de extremar los cuidados y salir solo lo necesario, terminó por contagiarse y fallecer hace 14 días.
"No tenía ninguna enfermedad, usaba mascarilla desde hace meses y a mí hasta me caía mal que no me dejase acercarme a él. Pero tenía razón, toda la del mundo, el pobre", dijo su hermano Eugenio.
Aunque pasaba de los 60 años, era una persona sana.
Leobardo venció en un primer momento la COVID-19, pero sus pulmones no aguantaron mucho más y falleció días después de salir negativo a una prueba reactiva.
Y Carmen, casi un año después de enfermar, todavía convive con muchas secuelas. Sus pulmones tienen fibrosis, le cuesta mucho caminar, a veces se queda sin aire al hablar y, según contó, entre otras cosas, todavía encuentra algunas dificultades al hablar y expresar sus ideas.
Ella, que vive en el suroeste de la Ciudad de México, dijo que se desmoralizó al saber que su marido y su hijo habían fallecido pero cada día intenta focalizarse en lo que todavía tiene y en sus metas.
"Lo que debemos hacer es estar felices, ser felices con lo que tengamos. Para ser felices basta que saques una lotería y te pongas a jugar con tus hijos. Basta que saques una cuerda y brinques, que tomes el sol de la mañana", concluyó la mujer.
Como agua de mayo, espera ahora su turno de vacunación. Por el momento, el país ha inoculado hasta 4.7 millones de dosis entre personal sanitario y adultos mayores de 60 años.