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Mientras que el presidente electo Donald Trump se prepara para aumentar las deportaciones masivas, un sondeo revela la opinión de los estadounidenses.

“Sería un extremo usar a sus militares para solamente deportar a los migrantes”, dijo Yonder Xavier Rangel, un migrante venezolano que está en la frontera norte de México.

El contingente, integrado por personas de Venezuela, Colombia, Ecuador, Honduras, El Salvador y Guatemala, emprendió durante la madrugada su camino en esta nueva caravana de personas que buscan llegar antes de la investidura de Trump, el 20 de enero.

El vocero y representante de lo que puede ser la última caravana durante el gobierno de Joe Biden, Douglas Bryan Velázquez, informó a la Guardia Nacional que en este grupo de indocumentados caminan alrededor de unas 5,000 personas.

Para llevar a cabo una operación al nivel de lo que ha previsto, el presidente electo necesitará apoyarse en los gobiernos y departamentos de policía locales y estatales.

José Antonio Ibarra fue hallado culpable el miércoles en un caso que se convirtió en el centro del debate sobre inmigración antes de las elecciones presidenciales.

Trump planea “declarar una emergencia nacional y usar activos militares” para realizar deportaciones masivas.

Se trata de Tom Homan, exdirector interino del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), y Stephen Miller, anterior consejero en la Casa Blanca.

Personas de 17 países, incluyendo Haití, Afganistán, Sudán y recientemente Líbano, pueden acogerse actualmente al programa de Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés).

El plan también incluiría reiniciar la política de detención de padres con sus hijos, conocida como detención familiar, que los defensores de los inmigrantes han criticado.

El presidente electo Donald J. Trump ganó la Casa Blanca basándose en parte en sus promesas de frenar la inmigración, con políticas específicas como las deportaciones masivas.

Según el presidente electo, Homan estará a cargo de la deportación de extranjeros ilegales.

La comunidad inmigrante teme la posibilidad de una deportación masiva tras la victoria de Trump en las elecciones presidenciales.

Una coalición de estados demandó al Departamento de Seguridad Nacional para frenar esta norma del presidente Joe Biden.

Los funcionarios de Seguridad Nacional reiteraron que aún no han visto un aumento en el número de migrantes que se dirigen a Estados Unidos.

El desasosiego es especialmente notable entre aquellos que son solicitantes de asilo y que prontamente serán recibidos en Estados Unidos.

Los hospitales de Texas llevan meses preparándose para el cambio y han tratado de asegurar a los pacientes que esto no afectará a la atención que reciben. 

Mabel Arrambide tenía todo a su favor para trabajar en la Casa Blanca bajo el presidente Barack Obama hasta que se le vino el mundo encima.

“El problema a nivel nacional está teniendo impactos significativos en las operaciones”, se lee en un memorando interno de la Patrulla Fronteriza obtenido por NBC News.